Ciudad del Cabo fue la primera. En marzo de 2015, un estudiante llamado Chumani Maxwele trajo un cubo lleno de mierda a la Universidad de Ciudad del Cabo, donde había una estatua de Cecil Rhodes, el magnate británico de los diamantes, político colonial y supremacista blanco declarado. “Aquí no hay historia colectiva, ¿dónde están nuestros héroes y antepasados?” Maxwele anunció. Salpicó el contenido del cubo sobre el monumento.
El incidente atrajo la atención nacional y en pocos días se había convertido en una protesta a gran escala. Los estudiantes cubrieron la estatua de Rodas con graffiti y bolsas de plástico, y prometieron manifestarse hasta que fuera retirada. La estatua ya había sido objeto de críticas anteriormente, pero ninguna de ellas había sido sostenida por la ira, a pesar de que no había duda de lo que representaba el monumento de Rodas. Erigida en 1934, ocupaba el centro mismo del campus, la Rodas de bronce que contemplaba la ciudad como si contemplara la creación: la suya y, quizás, la de Dios.